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Los poemas de Adrián Ruiz nos invitan a ver la belleza que se renueva en cada amanecer. Como un observador atento y silencioso, las palabras le llegan de su relación directa con la vida cotidiana: caminando por los bosques, labrando la tierra, conversando con sus amigos, mirando las estrellas, oliendo la lluvia, palpando texturas, viendo los cambios de las plantas, entre otras pequeñas maravillas. Por eso, es preciso leer sus poemas respirando las pausas, degustando las frases, sintiendo cada palabra, porque su ritmo está acompasado con los ciclos de la vida en la montaña. Zahira López | ||
